Uno de los momentos más cruciales antes del día de la boda es la escoja del vestido de novia. ¡Es muy importante que no corras a comprarte un vestido que después pueda necesitar de ser sustituido por otro!
No compres un vestido apenas porque tu madre, tu novio o una amiga lo adoran, elige un vestido que te guste a ti y que sea bonito y a la vez confortable.
Visita por lo menos cuatro tiendas diferentes para que la elección sea suficientemente variada.
Aunque pienses que ciertos colores, formas o diseños no tienen nada a ver con tu carácter, o pienses que no van bien con tu color de piel, debes probarlos. Los vestidos en las perchas o en la mano resultan muy diferentes de cuando se visten, créeme.
Piensa el tipo de vestido en función del tipo de ceremonia y recepción: si es una boda muy o poco formal, en que época del año se celebra, a qué horas y el lugar donde se va a celebrar, interior o exterior
Confirma si la tela es la adecuada a la estación del año: la seda, por ejemplo, se daña en ambientes húmedos.
A la hora de elegir el vestido de novia, debes tener en atención que lo vas a llevar un día entero. Tienes que probarlo de manera total: siéntate, levanta los brazos, date vueltas, ensaya los mismos gestos que harás el día de la boda.
No compres un vestido si tienes de perder peso para poder vestirlo. Te sentirás mejor con un vestido que te siente bien.
Elige un vestido que se ajuste a tu tipo físico. Los vestidos de línea-A o estilo princesa (ajustados al torso y con la falda lejos de la cintura) le van mejor a novias más rellenitas.
El secreto para elegir el vestido ideal para tu tipo es elegir un vestido que disimule zonas problemáticas: caderas anchas, pecho grande, piernas cortas, etc. Por ejemplo: un lazo al fondo de las espaldas no disimulará un trasero grande, antes hará que todos se fijen en él. Un vestido sin escote, muy próximo del cuello, o muy frisado, aumentará un pecho que ya sea grande.
Si quieres acentuar tus curvas elige telas suaves y poco pesadas que se ajusten al cuerpo. Si quieres moldar o disimular tus curvas opta por telas más duras y más pesadas.
Una figura tipo ‘pera’ (caderas y piernas más anchas que el torso) no va bien con vestidos envolventes o ceñidos. Opta por vestidos tipo princesa, o en A, porque disimulan las caderas.
Para alargar el torso o disminuir una cintura ancha, elige un vestido con escote en forma de V, que aleja la mirada de la cintura y prolonga el tronco.
A la novias más bajas, les sienta mejor los estilos de diseño sencillo, sin muchos floreados.
Combina el velo con el vestido. Vestidos de modelo envolvente sin mangas y vestidos ceñidos combinan con velos largos de catedral. Los vestidos rodados y estilo bailarina combinan con velos cortos o hasta la cintura. Cuanto más elaborado y decorado sea el vestido, más sencillo deberá ser el velo.
Plantea qué color que te favorece más y si el color de tu piel se adecua al color del vestido. No olvides que la luz en el interior de la tienda no será igual a la del día de la boda.
Consulta un(a) costurero(a) de vestidos de novia para saber cual el talle que te sienta mejor.
No te fijes apenas en el vestido, hay algunos accesorios que no debes descuidar: los guantes, el velo, el ramo, las joyas, los adornos para el cabello. Todos estos accesorios tienen que ser pensados en conjunto con el vestido para que no resulte una combinación exagerada. ¡Elígelo todo con armonía!
Nunca te dejes presionar por la persona que te va a vender el vestido; un vestido se hace en un máximo de dos meses, si te dice la vendedora que si no lo llevas puede que después ya no lo tenga, no te preocupes. Compra con tiempo y no cedas a presiones.
Un vestido de novia no tiene que ser ‘un vestido de novia’. Un vestido de cóctel de color claro con un ramo y un velo puede resultar una muy buena alternativa. Otra idea es que hagas adaptar para ti el vestido de boda de tu madre.
Respecto a los zapatos, no los debes comprar demasiado altos y debes calzarlos en casa algunas semanas antes del día de la boda. Una idea es que te compres dos pares, uno a tu medida y el otro un número más para cuando ya estés muy cansada en la fiesta.
No compres un vestido apenas porque tu madre, tu novio o una amiga lo adoran, elige un vestido que te guste a ti y que sea bonito y a la vez confortable.
Visita por lo menos cuatro tiendas diferentes para que la elección sea suficientemente variada.
Aunque pienses que ciertos colores, formas o diseños no tienen nada a ver con tu carácter, o pienses que no van bien con tu color de piel, debes probarlos. Los vestidos en las perchas o en la mano resultan muy diferentes de cuando se visten, créeme.
Piensa el tipo de vestido en función del tipo de ceremonia y recepción: si es una boda muy o poco formal, en que época del año se celebra, a qué horas y el lugar donde se va a celebrar, interior o exterior
Confirma si la tela es la adecuada a la estación del año: la seda, por ejemplo, se daña en ambientes húmedos.
A la hora de elegir el vestido de novia, debes tener en atención que lo vas a llevar un día entero. Tienes que probarlo de manera total: siéntate, levanta los brazos, date vueltas, ensaya los mismos gestos que harás el día de la boda.
No compres un vestido si tienes de perder peso para poder vestirlo. Te sentirás mejor con un vestido que te siente bien.
Elige un vestido que se ajuste a tu tipo físico. Los vestidos de línea-A o estilo princesa (ajustados al torso y con la falda lejos de la cintura) le van mejor a novias más rellenitas.
El secreto para elegir el vestido ideal para tu tipo es elegir un vestido que disimule zonas problemáticas: caderas anchas, pecho grande, piernas cortas, etc. Por ejemplo: un lazo al fondo de las espaldas no disimulará un trasero grande, antes hará que todos se fijen en él. Un vestido sin escote, muy próximo del cuello, o muy frisado, aumentará un pecho que ya sea grande.
Si quieres acentuar tus curvas elige telas suaves y poco pesadas que se ajusten al cuerpo. Si quieres moldar o disimular tus curvas opta por telas más duras y más pesadas.
Una figura tipo ‘pera’ (caderas y piernas más anchas que el torso) no va bien con vestidos envolventes o ceñidos. Opta por vestidos tipo princesa, o en A, porque disimulan las caderas.
Para alargar el torso o disminuir una cintura ancha, elige un vestido con escote en forma de V, que aleja la mirada de la cintura y prolonga el tronco.
A la novias más bajas, les sienta mejor los estilos de diseño sencillo, sin muchos floreados.
Combina el velo con el vestido. Vestidos de modelo envolvente sin mangas y vestidos ceñidos combinan con velos largos de catedral. Los vestidos rodados y estilo bailarina combinan con velos cortos o hasta la cintura. Cuanto más elaborado y decorado sea el vestido, más sencillo deberá ser el velo.
Plantea qué color que te favorece más y si el color de tu piel se adecua al color del vestido. No olvides que la luz en el interior de la tienda no será igual a la del día de la boda.
Consulta un(a) costurero(a) de vestidos de novia para saber cual el talle que te sienta mejor.
No te fijes apenas en el vestido, hay algunos accesorios que no debes descuidar: los guantes, el velo, el ramo, las joyas, los adornos para el cabello. Todos estos accesorios tienen que ser pensados en conjunto con el vestido para que no resulte una combinación exagerada. ¡Elígelo todo con armonía!
Nunca te dejes presionar por la persona que te va a vender el vestido; un vestido se hace en un máximo de dos meses, si te dice la vendedora que si no lo llevas puede que después ya no lo tenga, no te preocupes. Compra con tiempo y no cedas a presiones.
Un vestido de novia no tiene que ser ‘un vestido de novia’. Un vestido de cóctel de color claro con un ramo y un velo puede resultar una muy buena alternativa. Otra idea es que hagas adaptar para ti el vestido de boda de tu madre.
Respecto a los zapatos, no los debes comprar demasiado altos y debes calzarlos en casa algunas semanas antes del día de la boda. Una idea es que te compres dos pares, uno a tu medida y el otro un número más para cuando ya estés muy cansada en la fiesta.