Uno de los momentos más emotivos, divertidos y, sobre todo, dulces de una boda es la hora en que se presenta la tarta nupcial y los novios posan con ella ante las cámaras y los invitados. Pero, ¿cómo ha de ser el pastel para una boda?
Aunque hace unos años la costumbre de que los novios posaran con el pastel de bodas y empezaran a cortarlo quedó olvidada, hoy en día son cada vez más las parejas que deciden llevar a cabo este entrañable gesto que cuenta con numerosos años de tradición.
Así, en la antigua Roma los romanos rompían un pan por encima de la cabeza de la novia, como símbolo de fertilidad. Los invitados presentes a la ceremonia recogían las migas y se las comían. Esta costumbre fue conservándose más o menos intacta hasta principios del siglo XVII, cuando, en Inglaterra se decidió realizar muchas tartas pequeñas, planas y redondas, hechas de harina, sal, agua, frutas y nueces que se apilaban ante la cual la pareja debía besarse. No obstante, no era una buena solución, ya que la pila de tartas casi siempre se desmoronaba. Por eso, un poco más tarde se decidió crear un pastel gigante que se repartía entre todos los comensales asistentes al evento.
En algunas zonas de Inglaterra se introducía un anillo en la tarta nupcial y el invitado que lo encontrara en la porción que le había tocado disfrutaría de felicidad para el año siguiente. Y es que los pasteles, que representan la fertilidad y la buena suerte de la pareja, han sido a lo largo de los años una forma de hacer participes de la alegría de los novios a los presentes al evento, ya que se considera que, al servirlos, la buena suerte se reparte a todos los invitados.
Hoy en día, los pasteles nupciales acostumbran a tener varios pisos. El momento de la presentación de la tarta es muy especial. Por eso, se suelen acompañar de una música que habrán escogido previamente los novios. Una vez entra el pastel a la sala en la que se sirve el banquete, los novios posan delante del dulce y, con un cuchillo, realizan un corte simbólico a la tarta. A continuación, el pastel se retira de la sala y se sirve a los invitados.
Al tratarse de un momento clave en la celebración, es importante cuidar al máximo todos los detalles. Así, es recomendable no situar la tarta al lado de espejos o cristales que puedan reflejar los flashes o focos de las cámaras, ya que se echarían a perder las fotografías de un momento tan especial. Por el mismo motivo, también conviene que sea un lugar con un fondo cuidado. En este sentido, colocar unas flores bonitas puede ayudar a que las instantáneas sean más vistosas. Asimismo, es fundamental que la presentación de la tarta se realice de cara a los comensales. Por eso, es importante asegurarse de que todos los comensales tendrán visibilidad y podrán contemplar sin necesidad de levantarse de su mesa ese instante.
En la actualidad existe una gran variedad de tartas nupciales con sabores, texturas y formas muy diferentes. A la hora de elegir el pastel que dará el punto y final al banquete, hay que tener en cuenta diferentes factores. En primer lugar, los gustos de la pareja y de los comensales que asistan al evento. Así, es posible optar por la tradicional tarta redonda apilada en diferentes pisos o ser más original y personalizar el pastel con una forma concreta para que refleje el carácter de los novios o decantarse por sabores más novedosos y atrevidos. Otra opción es presentar la tarta en forma de miniaturas individuales (tantas como comensales haya en la boda) colocadas formando una torre.
En segundo lugar, hay que tener en cuenta el menú que se ha servido previamente, ya que el pastel ha de ir en consonancia con el estilo y el tipo de alimentos que se han escogido para todo el banquete. Así, si se ha decidido servir recetas muy elaboradas y sofisticadas, el pastel ha de estar a la altura e incluir ingredientes o combinaciones de texturas sorprendentes. Si, por contra, se ha optado por una boda más convencional, con un menú tradicional a base de recetas típicas de la zona en la que se celebra el evento, escogeremos pasteles sacados del recetario “de siempre”.
Otro factor a tener en cuenta es si la celebración se realiza de día o de noche, ya que para un menú nocturno es preferible decantarse por unos platos más ligeros que para uno diurno, en el que tenemos toda la tarde para hacer la digestión.
La decoración de la tarta también es importante. Unas flores o unas frutas silvestres pueden ser una muy buena opción.
En definitiva, la tarta nupcial es uno de los puntos culminantes de una boda, por lo que, si quieres dejar a los invitados con un sabor de boda dulce, pon una especial atención a la hora de elegir este importante postre.
Artículo extraído de la revista Sposbella.